Menús

Aprende a organizar tus menús semanales: composición

¿Cuántas veces no nos habremos echado las manos a la cabeza y lamentado cada vez que nos tenemos que meter en la cocina para organizar los menús semanales para toda la familia? Escasez de ideas, temor a repetir, los gustos (y disgustos) de cada miembro del hogar, incluso el puro aburrimiento de preparar “siempre lo mismo”, hacen que la planificación de las comidas de tu casa se convierta en un infierno, en lugar de ser algo agradable y reconfortante.

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Muchas veces, esta situación se podría evitar si llevásemos una metodología que, sin ser demasiado estricta y permitiendo la improvisación de una cena inesperada, invitados repentinos o una salida a comer fuera no prevista, nos facilite la tarea de decidir semanalmente menús ricos, saludables y nutritivos con los que alimentar a toda la prole.

Para intentar ayudaros en esta tarea, iniciamos hoy una serie de posts que, desde la composición hasta la conservación, desgranan algunas claves que conseguirán que en tu casa os “peleéis” por ver quién se encarga de la cocina semanal 😉

Composición de los menús

  • Lo primero que debemos tener en cuenta a la hora de planificar los menús de nuestra familia es, precisamente, qué tipo de familia tenemos. Si entre los miembros existe algún problema de intolerancia a algún alimento, alergias o, simplemente, no gustan determinados alimentos, deberemos tenerlo en cuenta para componer nuestros menús.
  • Lo ideal es disponer de algún organizador, ya que de esta manera consigues visualizar los menús diarios durante uno o varios meses, y es mucho más fácil evitar repeticiones de platos con demasiada frecuencia, o abusar de unos ingredientes en detrimento de otros.
  • No te dejes llevar por los caprichos: como ya hemos dicho, los “imprevistos” deben ser la excepción, no la regla. Procura que tus menús diarios sean equilibrados e incluyan las cantidades recomendadas de hidratos, proteínas, frutas, verduras y lácteos.
  • Prevé, al menos, tres comidas diarias que incluyan un buen desayuno, un almuerzo equilibrado y una cena ligera. Para media mañana y media tarde, ten siempre en casa fruta fresca, zumos y lácteos. Si a tu familia y a ti os gustan los dulces, procura, siempre que sea posible, prepararlos en casa: más ricos y mucho más saludables.
  • Si tomas carne en el almuerzo, que en la cena haya pescado. Ten previstas tres comidas a base de legumbres a la semana. No olvides las sopas y cremas, tanto frías como calientes. Y para el postre, intenta que la fruta siempre sea la primera opción en tu hogar.
  • Ten siempre bien provistas tu despensa y tu nevera de un buen surtido de básicos, que resultan muy socorridos: pasta, arroz, legumbres, conservas, fruta, huevos, patatas, cebollas, ajos…
  • El congelador es tu mejor amigo: no te pases el día metida en la cocina. Si cocinas en grandes cantidades y congelas por raciones, optimizas el gasto energético de la cocina, aprovechas tu tiempo, y ahorras al no tener que tirar alimentos sobrantes.

¡Anímate a seguir estos sencillos consejos y verás como la composición de tus menús deja de ser un quebradero de cabeza!

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