Rosas de miel
¿Quieres probar un dulce nuevo con miel? Nuestro cocinero te enseña esta semana a preparar unas sabrosas rosas de miel, ahora que está en plena temporada. Con un resultado muy crujiente y un toque de anís no pasarán a nadie desapercibidas. ¡Y su presentación es magnífica!
Echa 6 huevos L en un bol, un vaso de agua, un vaso de harina (del mismo tamaño del vaso de agua), 3-4 cucharadas de anís.
Mezclamos bien con una batidora eléctrica.
Ponemos abundante aceite en un perol. Ponemos dentro el molde para hacer las rosas desde que empezamos a calentar aceite. Este paso es fundamental: el molde tiene que estar siempre en caliente.
Cuando el aceite esté bien caliente, mojamos el molde en el preparado hasta un poco más de la mitad. ¡Ojo! Nunca debemos mojarlo hasta el borde, ya que si no, no se despegaría la masa.
Lo metemos en el aceite y lo mantenemos dentro hasta que se separe la rosa. La freímos por ambos lados hasta que quede bien dorada. Si no se separa bien, ayúdate con un cuchillo.
Una vez fritas todas, ponemos en un cazo no muy grande 200 gr de miel y le añadimos después cucharadas de agua. Cuando esté bien caliente, bañaos en ellas las rosas, que queden bien cubiertas.
Dejamos enfriar y ¡listas para comer!
Ingredientes
Pasos
Echa 6 huevos L en un bol, un vaso de agua, un vaso de harina (del mismo tamaño del vaso de agua), 3-4 cucharadas de anís.
Mezclamos bien con una batidora eléctrica.
Ponemos abundante aceite en un perol. Ponemos dentro el molde para hacer las rosas desde que empezamos a calentar aceite. Este paso es fundamental: el molde tiene que estar siempre en caliente.
Cuando el aceite esté bien caliente, mojamos el molde en el preparado hasta un poco más de la mitad. ¡Ojo! Nunca debemos mojarlo hasta el borde, ya que si no, no se despegaría la masa.
Lo metemos en el aceite y lo mantenemos dentro hasta que se separe la rosa. La freímos por ambos lados hasta que quede bien dorada. Si no se separa bien, ayúdate con un cuchillo.
Una vez fritas todas, ponemos en un cazo no muy grande 200 gr de miel y le añadimos después cucharadas de agua. Cuando esté bien caliente, bañaos en ellas las rosas, que queden bien cubiertas.
Dejamos enfriar y ¡listas para comer!
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