Tipos de conservas y las mejores combinaciones para preparar cenas en verano
Las conservas son un estupendo recurso para solucionar una comida o cena de manera rápida y sencilla. Y con ellas se pueden hacer una gran variedad de platos, ya que, existen distintos tipos de conservas: de pescado y marisco, de vegetales, carne, legumbres y también de fruta.
Con las conservas encontramos una gran ventaja: estas guardan las propiedades nutricionales de los alimentos y, sin embargo, duran mucho más. Además de todos los tipos de conservas que puedes encontrar ya preparadas en Supermercados MAS, tienes la opción de elaborarlas de manera casera ¡Aquí te damos algunos ejemplos de cenas de verano que puedes preparar con conservas!
Conservas de pescado y marisco
Entre los distintos tipos de conservas que existen, las más populares son las de pescado y marisco. Empezando por el clásico atún y terminando por propuestas más elaboradas como las sardinas en tomate o los mejillones en escabeche. Y las formas de conserva son muy variadas: el propio atún puede conservarse en escabeche, salazón, ahumado, en aceite, encebollado, etc.
Se conserva el pescado azul, el blanco, los moluscos y los crustáceos. Lo normal es que el pescado se presente cocido, aunque hay otros como las anchoas que se conservan crudas en aceite y sal.
Un elemento fundamental de las conservas de pescado es el líquido de cobertura, que garantizará la correcta conservación de los alimentos. Además, este líquido de conserva tiene un montón de usos en la cocina que te invitamos a descubrir, como su utilización en guisos de pescado, para cocer pasta o para salsas y escabeches ¡Así que no lo tires!
Conservas de vegetales
Las hortalizas y verduras son muy proclives a la conservación. De hecho, toda despensa debe contar siempre con vegetales en conserva para solucionar rápidamente una ensalada, aperitivo o guarnición para carne o pescado.
Todos tenemos en casa conserva de tomate, al natural o frito, espárragos o maíz. Pero con los vegetales pueden hacerse un montón de conservas caseras. Desde pimientos asados hasta judías verdes, guisantes, acelgas, puerros, remolacha, alcachofas, zanahoria o incluso pisto.
Los vegetales pueden conservarse de manera natural en un líquido neutro o bien escabechándolas o haciéndolas encurtidos, fundamentalmente con vinagre, sal, azúcar y pimienta, como los pepinillos, las banderillas, aceitunas o berenjenas.
Conservas de carne
Aunque no son tan populares como las de pescado, la carne también puede adquirirse en conserva, eso sí, previamente cocinada. Las tipos de conservas de carne más comunes son las que se presentan estofadas, escabechadas, guisadas o en salsa.
¿Y qué tipo de carne se presenta en conserva? Pues prácticamente de todo: cerdo, codorniz, ternera, conejo, cordero, pollo, rabo de toro… tanto en vidrio como en lata o envasada al vacío.
De este modo, es común encontrar productos como callos guisados, caracoles, codorniz o perdiz escabechada, rabo de toro estofado, carrillera de ternera en salsa, manitas de cerdo o patas de cordero guisadas, etc.
Conservas de legumbres
Las legumbres en conserva son igual de saludables que las legumbres secas y suponen un importante ahorro de tiempo en la cocina. Dado que las legumbres son muy nutritivas y se recomienda su consumo dos o tres veces en semana, las legumbres conservadas son una opción estupenda para disfrutar de todos sus beneficios de manera fácil y rápida.
Además, puedes utilizarlas en un montón de recetas como guisos, ensaladas, patés e incluso postres como los que encontrarás pinchando en el enlace.
Frutas en conserva
No hay nada como consumir las frutas en fresco, pero en conserva también son una buena opción para determinados platos o si quieres asegurarte de que siempre tendrás algo de fruta en casa, pues bien almacenadas en un lugar fresco y oscuro, puede durar hasta un año. La conserva apenas modifica su valor nutritivo y respeta su aporte de vitaminas.
Las frutas pueden conservarse al natural o en almíbar en frascos o latas, después de haberlos esterilizado bien hirviéndolos en agua durante unos 10 minutos. Pueden presentarse enteras (peras, cerezas), trozos (melocotones), rodajas (piña) o en dados en las macedonias.
Si quieres hacer tus propias conservas de fruta en casa, la forma más fácil de hacerlo es colocándolas en frío en un frasco esterilizado y cubrirlas de jugo o jarabe; o también puedes hacerlo en caliente cocinando las frutas en almíbar elaborado con agua y azúcar o su propio jugo.
Cenas de verano con conservas
- Ensalada de tomate, garbanzos y anchoas. Este plato es muy completo y súper sabroso. Además de disfrutar de las anchoas en conserva, nos ofrece la posibilidad de tomar legumbres en ensalada. Y el punto fresco lo pone el tomate, que puede ser cherry. También puedes añadirle queso fresco y aceitunas negras para completar.
- Tostas de bonito, queso de Arzúa y rúcula. Para esta tostada, búscate un pan artesano o de pueblo y tuéstalo. Unta con salsa de tomate y cubre con unas lonchas de queso de Arzúa-Ulloa. Pon encima el bonito y remata con unas hojas de rúcula y un poco de cebolleta. Ahora, hornea tus tostas durante unos 10 minutos, con el horno precalentado a 200ºC ¡Buenísimas! Aquí tienes más ideas de tostas para tus cenas.
- Ensalada de migas de bacalao, naranjas y aceitunas. Es una receta muy popular en Andalucía y muy fácil de preparar. Se compone básicamente de naranja troceada, bacalao desmigado y desalado, 1 cebolleta y unas aceitunas negras. Aliña con aceite, vinagre y una pizca de sal ¡Te encantará!
- Espárragos blancos con crema de queso y jamón. Los espárragos blancos en lata se pueden combinar con un montón de ingredientes. Sólo con mayonesa y atún está buenísimos. Y si quieres algo diferente, tómalos con una salsa de queso Idiazábal fundido con nata y unos taquitos de jamón. Espolvorea tomillo fresco y ya lo tienes.
- Pollo con melocotón en almíbar. Verás que rico queda el pollo con el melocotón en almíbar. Salpimenta el pollo y dóralo en una cazuela con aceite. Reserva y en el mismo aceite fríe la cebolla picadita. Incorpora el pollo de nuevo, vierte 1 copa de brandy y cocina a fuego lento unos minutos. Ahora, añade el almíbar de los melocotones y 1 pastillo de caldo de pollo. Vierte 1 vaso de agua y vuelve a cocinar a fuego lento unos 15 minutos. Cuando esté listo, incorpora los melocotones y da un hervor y ¡listo!
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