Maridaje de carnes y vinos
Nuestro recorrido por los maridajes de vinos con alimentos llega hoy al amplio mundo de las carnes. La creencia popular es que la carne casa siempre con el vino tinto, así como el pescado con el blanco, pero la realidad es que hay muchas más posibilidades, y que no cualquier tinto debe tomarse con cualquier tipo de carne.
Si vamos a tomar un plato de algún tipo de caza, elegiremos un vino joven, tempranillo por ejemplo para la caza menor (conejo, perdiz…) y para la mayor (jabalí, ciervo…), un tinto fuerte, de gran reserva, que tenga mucho cuerpo y un sabor potente.
Para la ternera tomaremos un vino afrutado, suave y con mucho aroma, como el Pinot Noir, especialmente si se trata de una receta asiática o mexicana, con muchas especias, para lo que también podemos decantarnos por un vino blanco o espumoso.
En cuanto al cerdo, cuya característica principal es que une el sabor de la carne con el de la propia grasa, elegiremos un vino suave, que no tape estos sabores, por ejemplo un tempranillo.
Los asados de cerdo o cordero casan mejor con tintos jóvenes, y si se trata de pollo asado, podemos tomar un vino tinto joven, un blanco de crianza o un espumoso como el cava o champán. Estos vinos van bien a casi cualquier receta con pollo, aunque quizá la mejor combinación que podemos obtener es un cava para el pollo en pepitoria, sencillo pero muy sabroso.
¿Has probado ya alguna de estas combinaciones? ¿O tienes otras, que potencian más los sabores de la carne y del vino? ¡Cuéntanoslas!
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