Tips para aprovechar tu congelador al máximo

Congelar los alimentos que nos han sobrado o que vamos a consumir más adelante es uno de los mejores métodos que existen para aprovechar mejor los alimentos, ahorrar y evitar el desperdicio alimentario. Pero si no sabemos organizar bien el congelador se puede convertir en una odisea ¿Te gustaría conocer algunos tips para aprovechar tu congelador al máximo?

El congelador se puede convertir en tu mejor aliado a la hora de planificar tu menú semanal, disfrutar durante más tiempo de los productos de temporada o no dejar pasar una buena oferta de alimentos como las que encuentras todas las semanas en Supermercados MAS. Te contamos cómo aprovechar tu congelador al máximo y cuáles son los errores que no debes cometer.

La temperatura ideal

Graduarlo a la temperatura correcta es el primer paso para aprovechar tu congelador al máximo. Para que funcione adecuadamente, el congelador debe estar a -18 grados. Y, además, debe estarlo de manera estable, esto es, que tienes que evitar cambios bruscos de temperatura metiendo demasiada comida a la vez.

Una regla básica es no introducir nunca en el congelador alimentos calientes, porque los harás trabajar más y la comida tardará más en congelarse, lo que favorece la formación de cristales de hielo y la aparición de bacterias.

¿Qué alimentos puedo congelar?

¿Este producto fresco se puede congelar? Seguro que te has hecho muchas veces esta pregunta a la hora de conservar verduras, frutas, huevos, marisco o leche. Pues la buena noticia es que hay muchos frescos que sí puedes congelar sin que pierdan su sabor, aromas o beneficios.

¿Sabías, por ejemplo, que puedes congelar el aguacate, los huevos o las patatas? Consulta esta lista de frescos que puedes congelar sin remordimientos para aprovecharlos mucho mejor.

Cada alimento, sus trucos

La congelación no puede ser la misma para un pescado que para una carne. Si quieres aprovechar tu congelador al máximo, debes de saber cómo congelarlos:

• Frutas. Excepto los frutos rojos y los cítricos sin piel, que se pueden congelar crudos, el resto se tiene que congelar cocida o en puré, compota o con azúcar o almíbar.
• Hortalizas. El calabacín, la calabaza o la berenjena, por ejemplo, hay que congelarlos ya cocinados o, al menos, escaldados. Mucho mejor si lo cortas en dados o láminas ¡También puedes congelarla en forma de puré o crema!
• Carne. Es mejor congelarla sin huesos, sin vísceras y limpia de grasas.
• Pescado. Algunos trucos para congelar el pescado correctamente son lavar y secar antes de congela, guardarlo en la zona más fría o congelarlo lo antes posible.
• Setas. Pásalas por la sartén (enteras o cortadas) sin aceite y deja que pierdan parte de su agua. Una vez frías, estarán listas para congelarse.
• Verduras de hoja verde. Las espinacas, así como las acelgas y otras verduras de hoja verde se pueden congelar siempre y cuando estén hervidas o escaldadas al menos, ya que las hojas frescas se estropean durante la congelación.
• Huevos. Nunca se deben congelar con cáscara, pero sí batidos (lo más recomendable) o sin cáscara, con las yemas y las claras juntas o separadas en recipientes herméticos, de cristal preferentemente.
• Patatas. Crudas no toleran bien el proceso de congelación, pero sí puedes aprovecharlas si las congelas en puré o a medio cocinar.
• Pan. Para conservarlo bien, es bueno guardarlo dentro de una bolsa para congelar alimentos.

Congela en pequeñas raciones

Congelar los productos en raciones individuales tiene muchas ventajas: se congelan y descongelan más rápido y es la mejor manera de disponer en cada momento de la cantidad de comida que vayamos a necesitar ¡Siempre tendrás disponible una ración extra!

Se trata, básicamente, de ajustar el tamaño del congelado al formato de consumo para hacernos la vida más fácil. Por ejemplo, en lugar de congelar un lomo entero, hazlo filetes y congela de manera separada por raciones. Puedes envolverlos en film de cocina y luego agruparlos en una bandeja. Terminamos envolviendo también la bandeja en papel film y listo para congelar con seguridad.

Congela cómo vayas a comer

¿Quieres ahorrar tiempo de verdad? Trata de cocinar en el formato que te lo vayas a comer. Es decir, si has comprado esas hortalizas para hacer un sofrito, no las congeles crudas, haz el sofrito y congélalo; ya lo tendrás listo para cocinar uno de esos días que tengas prisa o estés cansado ¿Verdura para una crema? Lo mismo, haz la crema y congela.

¿El pan? Congélalo ya cortado en rebanadas o si se trata de otro tipo de pieza entera, un truco puede ser guardarlo ya partido por la mitad (un mollete o un bollo), así luego lo podrás calentar en el tostador y en un minuto parecerá recién hecho.

Presta atención al envasado

Si quieres que tus congelados se conserven con calidad, envásalos bien. Las bolsas de congelación, los envases herméticos, etc., son la mejor manera de asegurarte que cuando descongeles tus alimentos estos se encuentren en perfectas condiciones para ser consumidos. Es además la mejor garantía para evitar la contaminación cruzada.

Piensa también en el tamaño y forma de los envases. Generalmente, los cuadrados o rectangulares se ajustan mejor al espacio del congelador, ya que aprovechan todas las esquinas y se pueden ir apilando. Con las bolsas de congelación, trataremos de que se queden lo más planas posibles.

Si vas a envasar al vacío deja un poco de margen, ya que los líquidos aumentan de tamaño al congelarse. Así que ojo con la congelación de los caldos, guisos o recetas con mucho líquido.

¡Etiqueta!

Un truco muy fácil para aprovechar tu congelador: una vez que tengas tus congelados listos en sus envases, añádeles etiquetas en las que identifiques el alimento y la fecha de congelación. De un vistazo rápido sabrás que contiene cada envase y cuando debes consumirlo para que no se eche a perder.

En general, no se recomienda tener la comida cruda en el congelador más de 3 meses. Si hablamos de carne picada, marisco y otros alimentos o preparaciones más delicadas, el tiempo se reduce a 1 mes.

No utilices el congelador de cajón de sastre

Este punto es tan fácil y tan difícil como un cambio de mentalidad. Deja de ver el congelador como el lugar donde guardar toda la comida que te ha sobrado y te da pena tirar y empieza a considerarlo como el espacio para conservar lo que realmente te vas a comer.

Planifica y si tienes lleno el congelador que sea de cosas que más adelante consumirás sí o sí, es decir, que este se convierta en un instrumento para ayudarte a planificar tus comidas, no en un contenedor.

¡Pasa revista!

Para aprovechar tu congelador al máximo tampoco te vendrá mal de vez en cuando pasarle revista.

Lo aconsejable es descongelarlo por lo menos un par de veces al año. Este es el momento para revisar lo que contiene, comerte lo que lleva ya un tiempo considerable guardado o deshacerte de lo que sabes que no te vas a comer.

Un truco si te vas de vacaciones

La teoría dice que, si vas a estar un tiempo considerable fuera de casa, lo más seguro es que vacíes el congelador y desenchufes. Pero si te resulta un engorro hacerlo, puedes utilizar un truco para saber si durante tu ausencia se ha producido un corte de luz que ha podido perjudicar los alimentos.

El truco consiste en llenar un táper de agua hasta la mitad y congelarlo. Con el agua ya congelada, colocamos sobre ésta una moneda o cualquier pequeño objeto lo suficientemente pesado como para que no flote. Si a la vuelta, la moneda sigue sobre el hielo es que no ha habido ningún incidente, pero si, por el contrario, la moneda está dentro del agua congelada querrá decir que en algún momento los alimentos se han descongelado y vuelto a congelar.